Talleres de computación para adultos mayores – Programa Upami
“Chispa de luz en los ojos, veo quien soy junto a otros. No tiene edad la escuela, hoy dibujé mi nombre en letras. Mírame ya, nómbrame ahora, miedo no hay, ya no me toca. Puedo sentir que queda afuera como un milagro la vergüenza”
Texto y fotos : Valeria Caballero
Cada vez son más los adultos mayores que establecen un vínculo con las nuevas tecnologías y demuestran que con esfuerzo, empeño y dedicación es posible decodificar los nuevos lenguajes digitales. El taller de informática del programa Upami es un claro ejemplo de que “cuando se quiere, se puede”. Semanalmente asisten más de 40 adultos mayores que poco a poco se amigan con la computadora y se atreven a superan miedos y temores.
“El paso del tiempo lejos de encontrarme jubilada y deprimida en mi casa me fue demostrando que se puede apostar a seguir instruyéndose. Hoy estoy cumpliendo uno de mis mayores anhelos: estoy aprendiendo computación y demostrándome a mi misma que cuando hay ganas, voluntad y empeño, si se puede” relata María Rubinstein (74 años), jubilada de Pami que semanalmente asiste al taller de computación del programa Upami ( Universidad para Adultos Mayores Integrados).
Por medio de este programa que nació en el marco de un convenio del Pami con las universidades de todo el país, son muchos los adultos mayores que se capacitan y encuentran espacios de formación a través de diversos talleres y actividades que promueven el crecimiento personal, mejoran notablemente su calidad de vida y hacen efectiva la igualdad de oportunidades para el desarrollo de valores culturales y vocacionales.
Semanalmente, gracias a este importante espacio de formación, cientos de adultos mayores asisten a diversos talleres para encontrarse con sus pares, compartir conocimientos e historias de vida y lo hacen con una actitud positiva que les devuelve en muchos casos las ganas de seguir apostando a cumplir sus sueños y anhelos.
Fotografía, Retoque Fotográfico, Italiano, Historia Argentina, Derecho, Sociología, Educación Sexual, Internet e Informática son algunas de las disciplinas de formación que contempla la oferta educativa del Pami.
Cuando se ingresa a la sala de computación se puede observar a decenas de personas concentradas y enfocadas en dilucidar el lenguaje de las nuevas tecnologías. Durante la clase los adultos mayores se concentran e ingresan en el mágico mundo de la computación. Llueven las dudas, preguntas y consultas y también la ayuda y el apoyo colectivo que se brindan unos a otros cuando tienen dudas y temores.
“Siempre fui muy curiosa e inquiera y después de que me jubilé me enteré de la existencia de los talleres de formación del Upami y tomé la decisión de anotarme en computación para poder comunicarme con el mundo de las nuevas tecnologías. Hoy, gracias a este espacio de formación, aprendí a usar una computadora y a conectarme a Internet” relata Hortensia Gladys Luna, una de las adultas mayores que asiste al taller de Informática.
Muchos adultos se animan a esa edad a saldar deudas vocacionales y apuestan a la experiencia de convertirse en aprendices sin límites. Ávidos e inquietos por adquirir conocimientos, son cada vez más los que pierden el miedo a la tecnología y destierran el prejuicio de “a mi edad, estudiar… ¿para qué?” y se sienten interesados por aprender, manteniéndose activos y actualizados.
“Desde que empecé computación encontré en este taller un canal al mundo. Asisto semanalmente al taller de Informática dictado por el profesor Damián Ojeda y me siento muy feliz. El docente es muy bueno, nos explica con paciencia y cariño. Cuando uno es tratado con amor descubre que con dedicación y tiempo es posible aprender cualquier conocimiento y cumplir con cualquier meta que te propongas”, sostiene Hortensia mientras en su mirada se alcanza a vislumbrar un tinte de emoción.
“Cuando me senté por primera vez delante de una computadora uno de mis mayores temores era no poder comprender como hacer para manejarla o tocar algún botón inapropiado y que se rompiera. Pero a lo largo de cada encuentro, con mucha dedicación y empeño fui aprendiendo a encenderla, manejar el mouse, y cuando quise acordar mis miedos estaban enterrados y yo estaba conectada a internet, comunicándome con mi hijo que vive en Brasil” recuerda María Rubinstein, mientras en sus expresiones se lee un gesto de satisfacción.
“Mis nietos fueron otro gran incentivo para aprender computación, ellos manejan desde pequeños la computadora y yo me sentía analfabeto porque los chicos me decían ‘¿pero cómo, abu, no sabés navegar en Internet?’, ‘¿cómo que no tenés email?. Eso me estimuló aun mas para anotarme en el taller de Informática y hoy me siento feliz, este taller me cambió la vida. Me devolvió la salud, la motivación y las ganas de aprender”, agrega Miguel Ángel Arguello (76 años).
“Cuando esta generación de adultos/as mayores nació no existía ni la televisión. En cambio, los nietos ya nacieron con la televisión satelital, con la PC, el celular. Y a los mayores esta tecnología les significa todo un aprendizaje; pero lo bueno es que se animan, cada vez más, lo logran y superan todos sus temores. Ellos no quieren quedarse al margen de las nuevas tecnologías y eso los estimula o sortear cada uno de sus obstáculos”, remarca Damián Ojeda, profesor de computación del programa Upami quien semanalmente cuenta con dos comisiones de trabajo conformadas por más de 40 alumnos.
Otra de las motivaciones principales es mantenerse en contacto con familiares -hijos/as, nietos/as- radicados en el exterior y estar actualizados, o simplemente encontrar un espacio de encuentro con pares y amigos. Estos espacios de formación ayudan a procesar las enfermedades, la muerte y el fin de la vida, no como amenazas a la propia realización, sino parte de la trayectoria social.
“ He visto a muchos de ellos comenzar con una actitud y hoy siento que han crecido mucho. Se los nota incentivados, vienen con ganas y alegría y en cada clase dan un nuevo paso. La gratificación para ellos es notable, se lee en sus rostros. Para mí como docente es un gran desafío que me hace disfrutar muchísimo y me conecta inter-generacionalmente con todos ellos”, relata el profesor de computación Damián Ojeda
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